Foto realizada en San José, Costa Rica.
Esta fotografía pertenece a la categoría del autor: Funcionarios públicos y ex funcionarios.
Publicada el día 4 de Abril de 2008.
FRANCISCO MORA PORRAS,Antiimperialismo y reafirmación nacional. Los actos de inauguración del
Monumento a Juan Rafael Mora Porras (1929)
Lic. Chester Urbina Gaitán
Universidad Nacional
Después de terminada la Guerra Hispano - Americana (1898) Estados Unidos incrementa notablemente su influencia en Centroamericana. La creciente inversión de capital en el área, principalmente en la construcción de ferrocarriles, plantaciones bananeras y explotación minera, puso a los gobiernos del istmo a merced de las presiones de las poderosas compañías norteamericanas. Los diferentes gobiernos de la región se vieron forzados a brindar concesiones que a la postre limitaron su independencia económica y política.1
Para 1929, la posición de Costa Rica entre dos protectorados estadounidenses - Nicaragua y Panamá - originó un debate alrededor de la cuestión nacional y el antiimperialismo, el cual fue enriquecido por el surgimiento de las ideas socialistas y la experiencia reformista.2
Ante tal situación, la clase gobernante buscó legitimarse y reafirmar la identidad nacional costarricense con la erección del monumento al Ex-Presidente Juan Rafael Mora Porras el 1° de mayo de ese año, hecho que será explicado a continuación.
1. Los actos ante el Monumento Nacional
La primera parte del festejo en honor a don Juan Rafael se verificó en el Parque Nacional, ante el monumento que conmemora la Campaña Nacional de 1856-1857. A este acto asistió el cuerpo diplomático acreditado en el país, el alto clero, miembros de los poderes Ejecutivo y Judicial, las tropas del ejército, alumnos y profesores de las principales escuelas y colegios, gran cantidad de público y la Cruz Roja, la cual iba bien equipada contra cualquier percance.
A las ocho y media de la mañana dio comienzo el acto con la bendición de la bandera obsequiada por los señores Koberg al Ejército Nacional. Siguió la misa de Campaña, oficiada por el Capellán del Ejército, Canónigo don Ricardo Zúñiga. La misa fue presidida por el Arzobispo de Costa Rica
Monseñor Rafael Otón Castro acompañado de otras autoridades eclesiásticas.
Luego de la misa, se procedió a la revista de la tropa, acompañando al presidente de la República Lic. Cleto González Víquez, el Secretario de Seguridad Pública, Coronel Amadeo Vargas y el Coronel Escribano. Concluída esta ceremonia, se inició el desfile por la calle de la Estación, cruzando en la esquina de La Arena, para seguir por la Avenida Central. El desfile captó por su pompa la atención del público, el cual se agolpó en las aceras y los balcones en una extensión de más de un kilómetro.3
2. La reunión ante el Monumento a don Juanito
En la plazoleta del Club Unión, ubicada frente al edificio de correos y telégrafos, fue construido la tribuna oficial ocupando los puestos las siguientes personas: el señor Presidente de la República, el señor Presidente del Poder Judicial, el señor Arzobispo de Costa Rica, los tres designados a la presidencia, los ministros de gobierno, el cuerpo diplomático acreditado en el país, el Obispo de Alajuela, el Vicario Apostólico de Limón, los jerarcas de los Poderes de la República y los gobernadores de las provincias.
Poco a poco fueron llegando los ocho veteranos de la Campaña Nacional - quienes algunos de ellos pasaban de los cien años - los cuales eran saludados por el público con grandes aplausos. Los ncianos caminaban con dificultad apoyados en sus bastones, dirigiéndose hacia los puestos que se les indicaba. Los nombres de los veteranos eran los siguientes: Laurencio Villegas, Rafael Sequeira, José Antonio Gutiérrez, Germán Concepción López, Francisco Córdoba, Manuel Molina ermúdez, Andrés Zarate Montero y Manuel Salas. Pese a que se presentaron dos veteranos más, se dispuso rasladarlos a sus casas, ya que no estaban inscritos oficialmente, por lo que no existían medallas para ellos.
El Monumento estaba rodeado de coronas enviadas por distintas corporaciones. Sobresalió la orona de bronce del Embajador de Panamá, la cual fue colocada al pie del monumento. Con el aso del tiempo la concurrencia fue creciendo. La calle del correo y las avenidas adyacentes fueron cubiertas por completo. La terraza y los balcones del Club Unión fueron ocupadas por la sociedad josefina, al igual que los sitios principales del edificio de Correos y Telégrafos.4 Según las crónicas de la época, resultaba muy difícil calcular el número de asistentes a este acto, siendo una de las muy pocas ocasiones en que se había presenciado en San José tal aglomeración de personas provenientes de todo el país.
3. Rescate oportuno, identidad nacional y discursos patrioteros: la inauguración del Monumento Al toque del Himno Nacional por parte de la Banda Militar y, en medio de grandes aplausos, el Presidente González Víquez descubrió el bronce en honor de don Juan Rafael. Toas las miradas se posaron en la estatua. A continuación la Banda ejecutó los himnos de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
El primero en tomar la palabra fue el Secretario de Educación Pública don Luis Dobles Segreda, quien dijo:
"Hemos venido en torno a este varón fuerte porque él fue, y sigue siendo, la campana de nuestra libertad. Vibró todo él, cuando era carne mortal, y los labriegos sencillos, que araban al amparo de una paz venturosa, suspendieron la faena, otearon el horizonte, comprendieron la inmensa esponsabilidad que tenían de legar libre a sus hijos la tierra que libre heredaron de los mayores ... Que su ejemplo se imite, siempre que sea preciso combatir por el honor y la independencia de Costa Rica."5
Así mismo agrega:
"Vivimos una democracia digna de los tiempos del ágora. Esta es la ciudad de Platea, está con nosotros Arístides el justo; venimos a celebrar una gran Eleuteria. En esta pira sagrada inmolemos eternamente nuestros corazones para que no se extinga. Costa Rica entera sea la vestal virtuosa: ura de pensamiento; limpia de obra; afanosa de acción; pletórica de cultura, pero siempre dispuesta al sacrificio."6
Del discurso anterior es notorio el énfasis puesto en características como la del labriego sencillo, la paz, la libertad y la democracia, elementos sobre los que gira el ser costarricense. Además, don Luis señala que en Costa Rica no había soldados, por lo que era un país venturoso tanto por su
paz como por su cordura.7
La develación del monumento al expresidente Juan Rafael Mora
Porras ayudará a legitimar la jerarquía de clase y
consolidar la identidad nacional costarricense.
Para 1929 la burguesía nacional se encontraba madura, con un elaborado sistema de control social, donde la educación y la higiene social - aparte de otros mecanismos - habían desempeñado un papel fundamental en la búsqueda de la consolidación de una identidad nacional mediante la invención de la nación.8
Con el fin de unir los intereses de la clase dominante con el de los grupos subalternos, el ministro Dobles Segreda promociona alrededor de la figura del Ex-Presidente Mora Porras una idea de igualdad socio-política al destacar:
"Este hombre, civil por ambos costados, dedicado al hogar y a la afección familiar, espíritu tranquilo, enamorado de la paz, cultivador de cafetos, vendedor de telas; este hombre sencillo en el vestir, parco en el hablar, generoso en el pensar, es un vivo retrato del pueblo de Costa Rica."9
Posteriormente, dió su disertación el Lic. Francisco Mayorga Rivas, Vicepresidente del Congreso, quien resaltó que la paz en que había vivido el país lo había salvado del ataque foráneo, a la vez, que invitaba a imitar el ejemplo que dieron los antepasados al defender la soberanía nacional:
"De sobra conocemos los costarricenses nuestra pequeñez y nuestra debilidad; bien sabemos que el mantenimiento de nuestra independencia no descansa hoy en la fuerza de nuestras armas, sino en nuestro buen juicio y en nuestra paz tradicional, que alejan de nuestras playas toda intromisión extranjera; pero sabemos también que el varonil ejemplo de nuestro padres nos obliga a defender nuestro suelo y nuestra soberanía ..."10
Al tocar el tema del fusilamiento de don Juanito, el Lic. Mayorga Rivas señaló que de buena gana echaría un velo de olvido sobre esa sangrienta y dolorosa tragedia de la historia costarricense, si ella no agigantase la excelsa figura de don Juan Rafael.11
Don Francisco hace un llamado a los escolares, colegiales y público presente a defender la soberanía nacional:
"... Niños, aprended bien esta hermosa lección; jóvenes, imitad a los que salvaron nuestra Independencia; costarricense, al pasar frente a este monumento descubríos y prometed no entregar nunca al extranjero ni el honor de la patria, ni el más leve [j]irón de su soberanía!"12
El último en tomar la palabra lo fue el Lic. Matías Trejos, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, quien emitió un discurso de carácter patriótico y de reconciliación nacional:
"Este acto, señores, no es sólo una solemnidad nacional. Esta fiesta es, eminentemente educativa: es una lección objetiva, vívida de patriotismo y de abnegación: Allí están los niños de las escuelas: aquí están los jóvenes de nuestros colegios, portando airosamente los arreos militares para hacer
homenaje a la sombra del héroe. ¡Oh sombra augusta del benemérito don Juan Rafael Mora: decid a esos niños, decid a estos jóvenes que aprendan de nos el espíritu de sacrificio sin el cual no hay redención posible del trabajo empeñoso y perseverante; padre del éxito en los estudios y en todo; de la misericordia y del perdón que vos predicasteis con tu ejemplo al morir, recomendando a tus hijos y parientes el perdón de tus enemigos, el olvido y la paz!"13
De lo anterior se evidencia la recalcación de valores cívicos en escolares, a quien se viste con atuendos militares para imprimirles una mayor identificación con el acto que se estaba celebrando. Lilia Ana Bertoni para el caso argentino señala que organizados en batallones militares, los niños son portadores de una "presencia" nacional sólida y conmovedora. Los niños soldados se convierten en el puente emotivo entre un pasado heroico, en el que nació la patria y que el ejército pretende encarnar, y el promisorio futuro en el que esos niños vivirán, ya definidos ante la mirada de sus
padres como los defensores de la Patria del mañana.14
Una vez concluído el discurso anterior, el Presidente de la República colocó la corona del Poder Ejecutivo al pie del monumento, haciendo lo mismo el Lic. Trejos en representación del Poder Judicial. Por otra parte, los Embajadores de México y Guatemala colocaron una corona en nombre del Cuerpo Diplomático.
Luego los veteranos fueron colocados frente al monumento, mientras el público repetía las aclamaciones que al principio del acto les había tributado. El Presidente, acompañado de su guardia de honor se dirigió a ellos y después de salvarlos colocó en sus pechos las medallas de oro en las que iban inscritas sus respectivos nombres. El dato anterior es importante, ya que en ese momento los mecanismos de presencia del Estado eran básicamente orales, presenciales y visuales; al no existir los adelantos tecnológicos de los medios de comunicación modernos, y, debido a que un gran sector de la población no sabía leer ni escribir, el contacto directo fue fundamental para transmitir los valores y la visión del mundo que interesaba. Esto se constata en el hecho de que don Cleto condecorara a los ancianos centenarios.
Por otra parte, unos niñitos de apellidos Sáenz y Cañas, le entregaron un pergamino a don Octavio Saborío, autor de la idea de la estatua al Ex-Presidente. El acto fue cerrado con un desfile frente al monumento. Lo iniciaban detrás de la primera banda de música, los niños de la Escuela Juan Rafael Mora, alineados de cuatro en fondo, disciplinados, marchando al compás del tambor y portando banderas nacionales al hombro. Iban uniformados de pantalón azul y camisa amarillo, cubiertos con sombreros de paja que les proporcionó el director del plantel don Amado Naranjo.
Pasaron luego varias escuelas de niñas y de varones, y detrás otra banda de música. Una de las mayores atracciones la dió el Colegio de Señoritas. Todas sus alumnas, con el uniforme y la enseña del centro educativo, llevaban en la cabeza lazos de cinta azules, blancos y rojos, que formaban en conjunto el pabellón nacional. Portaban en las manos ramos de flores que depositaron al pie del monumento.
Después que algunas escuelas desfilaron, lo hicieron los alumnos del Colegio Seminario, quienes iban sin sombrero, con camisa blanca, corbata oscura y pantalón blanco de franela. Marcharon muy disciplinados, bajo la dirección del padre Born. Fueron muy aplaudidos.
También sobresalió la participación de los delegados del APRA, quienes portaban pancartas de protestas como las siguientes:
"No queremos más empréstitos, los empréstitos esclavizan: Mora y Cañas anti-imperialistas en 1856, APRA en 1929." "En 1856 el filibustero nos combatió con las armas. Hoy nos seduce el dólar."15
Marcharon también las colonias extranjeras, con sus respectivos estandartes: la española, la italiana - que se dividió en dos grupos, el fascista y el antifascista - y la nicaragüense.
Otras instituciones y asociaciones que participaron fueron el Colegio de Sión, la directiva del Club Internacional, la Cámara de Comercio, la Escuela de Derecho, la Escuela de Farmacia, la Escuela de Agricultura, la Escuela Mercantil Manuel Aragón, el Liceo de Costa Rica, el Colegio San Luis
Gonzaga, la Liga Cívica, treinta y ocho municipalidades y las corporaciones oficiales, cada una de las cuales llevaba una bandera y una corona fúnebre.
El desfile se prolongó hasta después del mediodía. Este, sin contar los dos batallones de tropas, ocupaba una extensión aproximada de ochocientos metros. La manifestación tardó algo más de una hora en pasar frente al monumento, la muchedumbre se aglomeraba compacta, especialmente en las
esquinas, en los edificios de dos pisos y hasta en los techos. Entre los edificios adornados para la ocasión sobresalen el de Correos y Telégrafos, el de la Junta del Servicio Nacional de Electricidad, el de Koberg & Cía., el de la Imprenta Alsina, el de la Imprenta Lehmann y el del Diario de Costa Rica.
Una avión del Correo Mexicano de: la Panamerican Airways, hizo varios vuelos sobre la ciudad en el momento del descubrimiento del monumento. El piloto dejó caer varios ramos de flores que se dispersaron en el aire en pleno discurso del ministro Dobles Segreda. Frente a las oficinas del Diario de Costa Rica hubo necesidad de atender a una niñita, que sufrió un desvanecimiento a consecuencia de la insolación excesiva y del ejercicio. Se debe resaltar que en el desfile participaron niños de muy corta edad.16
4. Otros festejos
Después de finalizado el desfile, la Dirección del Club Unión ofreció una almuerzo para los veteranos, quienes se mostraron muy sorprendidos y agradecidos por tal homenaje. La comida se sirvió en la vajilla de lujo del club. Posteriormente, en el transcurso de la tarde se realizó un té
danzante, al cual asistió lo mejor de la sociedad capitalina.
Luego se verificó en el Salón de actos del Edificio Metálico, la Asamblea Cívica organizada por la Escuela Juan Rafael Mora. Entre las actividades realizadas se tiene que los alumnos de la escuela cantaron el himno al Ex-Presidente; en tanto que Luis de la Osa interpretó el canto épico al mencionado personaje. Se entregaron los premios a los vencedores del concurso creado por el gobierno para la biografía de don Juanito, ganados por el Lic. Lucas Raúl Chacón y don Carlos Jinesta. Una vez que Raúl Arias cantó el credo cívico, se tocaron algunas canciones costarricenses. El acto concluyó con el canto del Himno Nacional por parte de los alumnos de la misma escuela.
En la noche, las bandas de Cartago, San José, Heredia y Alajuela dieron una retreta en el Parque Morazán bajo la dirección del maestro Lott. El parque estaba totalmente lleno de personas. Al finalizar, las bandas interpretaron el Himno Nacional, ejecución que el público aplaudió mucho.
Después de las diez, se iniciaron los juegos pirotécnicos en la Plaza González Víquez. Llamó la atención la reproducción de la estatua de Juan Santamaría. Luego hubo una exhibición cinematográfica, con la cual terminaron los festejos.17
Conclusiones
La develación del monumento a don Juan Rafael Mora Porras, se realizó en un momento en el que Centroamérica experimentaba un creciente dominio económico y militar por parte de Estados Unidos. Tal acto les permitió a los gobernantes nacionales mantener la jerarquía de clase y reafirmar la identidad pacífica, campesina y democrática del costarricense.
Es destacable que en la consolidación y continuación del proyecto político-cultural de dominación gubernamental, los niños y jóvenes desempeñan un papel fundamental, ya que ellos son los más susceptibles de interiorizar y reproducir los valores cívicos que el sistema educativo transmite. Con la beatificación de don Juanito, se confirma la "unión" de todos los grupos sociales nacionales, al ocultarse que el verdadero motivo de su fusilamiento y olvido la constituyó su excesivo dominio protagónico en la Campaña Nacional.18
Citas y Notas
1 Fonseca Corrales, Elizabeth. Centroamérica: su historia. San José, Costa Rica, FLACSO-EDUCA, 1998. pp. 198-199.
2 Acuña Ortega, Víctor Hugo, comp. Historia General de Centroamérica. Tomo IV. Madrid, España, Ediciones Siruela, S.A., 1993. p. 227.
3 Diario de Costa Rica. Jueves 2 de mayo de 1929. Año X. N° 2956. p.1.
4 ídem
5 La Tribuna. Jueves 2 de mayo de 1929. Año X. N° 2571. p.4.
6 ídem
7 ídem
8 Al respecto se recomienda la lectura de los siguientes trabajos: Fischel, Astrid. Consenso y represión: Una interpretación socio-política de la educación costarricense. San José, Costa Rica, Editorial Costa Rica, 1987. Padilla Elizondo, Isabel. "La educación como agente legitimador del estado costarricense". Tesis de Licenciatura. Escuela de Historia. Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica. 1995. Palmer, Steven. "Hacia la auto-inmigración". El nacionalismo oficial en Costa Rica 1870 - 1930". En: Piel, Jean y Taracena A., Arturo, comps. Identidades nacionales y Estado
moderno en Centroamérica: San José, Costa Rica, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1995. Gil Zúñiga, José Daniel. "Controlaron el espacio hombres, mujeres y almas 1880-1941". Seminario: "Fin de Siglo XIX e identidad nacional en México y Centroamérica". Museo Histórico-Cultural Juan Santamaría. Alajuela, Costa Rica, 11-14 de mayo de 1999.
9 La Tribuna. 1929. op. cit.
10 ídem.
11 ídem.
12 Diario de Costa Rica. 1929. p.5. El paréntesis es mío.
13 ídem.
14 Bertoni, Lilia Ana. "Construir la nacionalidad: héroes, estatuas y fiestas patrias, 1887-1891". En: Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. E. Ravignani". Tercera Serie, N° 5, Primer Semestre de 1992. p. 88.
15 Diario de Costa Rica. 1929. op. cit.
16 ídem.
17 ídem.
18 Para una mayor información al respecto véase: Méndez Alfaro, Rafael. "Una aproximación al estudio del héroe (1860-1915)". Tesis de Licenciatura. Escuela de Historia. Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica. 1993.
EXPRESIDENTES DE COSTA RICA, FUENTE, MUSEO NACIONAL, FOTOS. JUAN SIBAJA, AGRADECIMIENTO POR LA COLABORACIÓN A LOS FUNCIONARIOS DE DICHO MUSEO.
SAN JOSÉ, COSTA RICA